La justificación oficial se centra en "razones humanitarias", argumentando que la eutanasia fue implementada para aliviar el sufrimiento de los animales afectados por un incendio forestal.
Sin embargo, organizaciones ambientalistas y expertos en conservación han criticado duramente la medida, calificándola de alarmante precedente en la gestión de la fauna silvestre en situaciones de crisis.
El Departamento de Energía, Medio Ambiente y Clima de Victoria (DEECA) defendió la decisión, explicando que los koalas fueron sacrificados debido a su incapacidad para sobrevivir tras un devastador incendio que consumió más de 2,000 hectáreas de vegetación.
Según la primera ministra del estado de Victoria, Jacinta Allan, la operación se llevó a cabo tras una exhaustiva evaluación que determinó que los koalas estaban gravemente heridos, enfermos y carentes de alimento, lo que hacía inviable su recuperación.
El método utilizado para la eutanasia fue particularmente controvertido: francotiradores dispararon a los koalas desde helicópteros, las autoridades aseguran que este método fue elegido para garantizar una muerte rápida e indolora, realizada por personal altamente calificado con tecnología de precisión, subrayan que no existían alternativas viables para evitar un sufrimiento prolongado a los animales.
No obstante, la versión oficial ha sido cuestionada por diversas organizaciones y especialistas. Argumentan que la matanza masiva revela una falta de planificación y gestión ambiental adecuada ante problemas de sobrepoblación de koalas en ciertas áreas.
Críticos señalan una mala gestión en los programas de repoblación y reintroducción de la especie, que han contribuido a la situación actual.
El diputado del partido Justicia Animal, Georgie Purcell, denunció la falta de controles para verificar si las hembras koalas sacrificadas llevaban crías en sus marsupios.
Jess Robertson, presidenta de la "Alianza por los Koalas", añadió que es imposible evaluar con precisión el estado de salud de un koala desde un helicóptero, poniendo en duda la justificación humanitaria del sacrificio.
La Fundación Australiana para los Koalas exigió mayor transparencia en la toma de decisiones y abogó por inversiones en alternativas no letales, como la relocalización de los animales o el uso de anticonceptivos para controlar el crecimiento de la población.
El DEECA justificó el uso de francotiradores desde helicópteros argumentando que el acceso a la zona afectada era demasiado peligroso para realizar una evaluación a pie. Sin embargo, esta explicación no ha logrado calmar las críticas.
La indignación pública se manifestó en las redes sociales, donde el lema "Lest we forget (No debería ser olvidado)" se convirtió en tendencia, evidenciando el profundo malestar ante la medida.
La situación de los koalas en Australia es delicada. Considerados como una especie emblemática, se encuentran en riesgo, especialmente en el este del país.
En 2022, el gobierno australiano declaró al koala "En Peligro" en las regiones de Queensland, Nueva Gales del Sur y el Territorio de la Capital Australiana, debido a la drástica disminución de sus poblaciones.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ya había catalogado al koala como "Vulnerable" en su lista roja desde 2016.
Se estima que la población total de koalas en estado salvaje oscila entre 100.000 y 500.000 ejemplares, aunque algunas estimaciones sugieren cifras significativamente menores, entre 43.000 y 80.000.
En las últimas dos décadas, la población de koalas ha disminuido en un 30% en algunas áreas, principalmente debido a la pérdida de hábitat, los incendios forestales, las enfermedades y el cambio climático.
Rocha Portal
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