" Quiero justicia por mi madre y por mi hijo " El padre del hombre que atropelló a Rafael Villanueva también ha sufrido una pérdida significativa, ya que su madre falleció en un accidente anterior.

Además, el hombre involucrado en el atropello expresó su desacuerdo con un comunicado que sugiere que no debería volver a manejar.

En siete días se le destruyo la vida a Richard Calimares, quien a enfrentado una tragedia doble en un corto período perdiendo a su madre y a su hijo en accidentes de tránsito en Rocha, donde su madre Gloria Pérez de 72 años fue atropellada el 3 de febrero en Barra del Chuy por un vehículo brasileño, cuyo conductor era una inspectora de tránsito local. 

Calimares sostiene que la conductora ignoró una señal de pare, lo que considera un acto criminal en lugar de un simple accidente. Ahora, busca justicia por ambas pérdidas, enfatizando la gravedad de la situación y su impacto emocional.

Se espera que la Fiscalía tome una decisión sobre el caso en cuestión, con la esperanza de que se haga justicia, una semana después de un incidente el hijo de 31 años falleció en un accidente en la ruta 9 entre Castillos y La Esmeralda tras ser embestido por Villanova el cual dejo una mujer lesionada gravemente, este accidente involucró una motocicleta que fue embestida por una camioneta conducida por el presentador de televisión Rafael Villanueva. Además, se mencionó un video reciente que muestra claramente que la motocicleta tenía las luces encendidas en el momento del accidente. Esto contrasta con las afirmaciones del abogado de Villanueva, quien había declarado que la moto estaba destrozada.

El testimonio del padre que perdido a su hijo resalta la importancia de la justicia en un caso de accidente fatal, manifiesta su esperanza de que la ley actúe sin favoritismos independientemente de la reputación del involucrado. El padre expresa su escepticismo respecto a las versiones que se han difundido, especialmente tras haber visto el vídeo del incidente. Además, cuestiona la velocidad del vehículo implicado, sugiriendo que es improbable que un auto de ese tipo circulase a 80 o 90 kilómetros por hora. Finalmente, enfatiza la responsabilidad del conductor señalando que si no pudo ver las luces de la moto, no debería estar al volante ya que su acción resultó en la muerte de su hijo.

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