El episodio actual de La Niña se caracteriza por ser corto y débil, con una duración estimada de tres a cinco meses, se ha confirmado su presencia en el Océano Pacífico, donde las temperaturas superficiales en la región Niño 3.4 han alcanzado -1,1ºC, lo que indica un fenómeno moderado.
Este evento ya está impactando los patrones climáticos en Brasil, provocando menos lluvias en el sur y un aumento en el noreste, lo que genera riesgos moderados a altos de déficit hídrico en el sur, aunque se ve mitigado por la humedad residual en el suelo.
La Niña se define como un fenómeno climático que implica temperaturas más frías de lo normal en la superficie del Océano Pacífico ecuatorial., para su declaración se requieren anomalías térmicas de al menos -0,5 °C y cambios en la circulación atmosférica, este fenómeno es parte del sistema conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS).
Es inusual que La Niña comience a finales de año, ya que normalmente se forma a finales del invierno austral o principios de la primavera, este episodio es breve y de baja intensidad, en contraste con el evento prolongado que ocurrió entre 2020 y 2023.
Los efectos de La Niña son significativos a nivel global, ya que puede reducir la temperatura promedio del planeta y provocar sequías, inundaciones y fluctuaciones extremas de temperatura en diversas regiones.
En el caso de Uruguay, el fenómeno ha tenido consecuencias severas en el pasado, como sequías y crisis hídricas, se espera que en los próximos meses el evento se debilite rápidamente, con una transición hacia la neutralidad climática a partir de marzo de 2025, lo que será monitoreado en el contexto del cambio climático.
Rocha Portal
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